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El Castillo actual: Origen y evolución Histórica.
Museo Histórico Militar “El Desnarigado” | 17-02-2021

En la década de 1860 a 1870, se produce en España una mejoría importante en la Artillería, utilizándose cañones rayados que aumentan considerablemente su alcance y precisión. Esta trascendental innovación, iba a influir en el inmediato porvenir del Desnarigado.

En efecto los nuevos materiales trajeron consigo el replanteamiento del artillado de las Baterías de Ceuta, y consecuentemente comenzaron los proyectos de trasformación de dichas fortificaciones para albergar las modernas piezas de artillería.

En el Desnarigado la antigua Torre del siglo XVII fue derruida por obsoleta, construyéndose sobre sus cimientos el Castillo que ha llegado hasta nuestros días.

Se conserva en el Archivo de Simancas el documento original, Proyecto de la Batería del Desnarigado, firmado por el Capitán del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, D: José de Ramón Carbonel. Dicho documento, lleva el siguiente membrete y fecha Cuerpo de Ingenieros del Ejército. Comandancia Exenta de Ceuta. Ceuta 4 de Agosto de 1864.

Dicho proyecto contempla todos los detalles del nuevo Castillo a construir.

Desafortunadamente no se ha encontrado ningún documento que certifique con exactitud dichas circunstancias. Sin embargo, si se han extraído datos de otros documentos que indican que las obras de construcción se realizaron en el periodo comprendido entre 1866 y 1878. Ciertamente la pequeña Torre semicircular del siglo XVII, se transformaba en una formidable Batería capaz de asentar 18 cañones.

Sin embargo, los documentos encontrados pertenecientes a la Junta Local Mixta de Artillería y Memoriales de Artillería de Ceuta apuntan a que sólo se artillaron 4 cañones, aunque también se desvelan algunas propuestas de aumento de las piezas a artillar, pero que nunca se llevaron a cabo. Al parecer la Batería del Desnarigado, poco después de su construcción, ya había perdido gran parte del valor que tuvo en otros tiempos. La razón no es otra que la instalación en la Fortaleza del Hacho de nuevas Baterías dotadas de materiales más modernos y ciertas consideraciones expresadas en el Memorial de Artillería del año 1900 Esta posición, (Punta Almina), no tiene por objeto batir al enemigo, ni éste tiene necesidad de quebrantarla para efectuar el ataque a la Plaza, ni aun para posesionarse de ella. Su única misión, según los firmantes de dicho artículo, era oponerse al paso de los navíos enemigos entre las costas norte y sur de Ceuta por un corto camino (el que se ciñe a la costa del Hacho), para, aprovechando su desenfilada, reparar las posibles averías o preparar un nuevo ataque.

Por tanto, todo indica que la Batería del Desnarigado no vio aumentada su potencia de fuego con el artillado de nuevos materiales. Se dispone de un Diario Oficial del Ministerio de la Guerra de 1926 en el que hace referencia al Desnarigado y la Palmera como Polvorines.

Precisamente, en el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra de 3 de diciembre de 1926 se publica el “Expediente de Juicio Contradictorio” relativo al artillero 1º de la Comandancia de Artillería de Ceuta, Aurelio Barrado Martín quien el 31 de julio de 1926 protagonizó unos hechos, junto con dos artilleros más, cuando se encontraba en el Polvorín del Desnarigado, como jefe de polvorín. Por dichos hechos se abrió el mencionado expediente de Juicio Contradictorio, al objeto de determinar si dichos artilleros eran o no merecedores de la Cruz Laureada de San Fernando, la mayor distinción militar,  por su actuación valerosa durante el incendio, que siguió a una explosión de una caja de pólvora, que se declaró en dicho Polvorín. El Artillero 1º Barrado junto a los artilleros Ildefonso Calvo y Manuel Ferrer, tras una explosión observaron que la puerta del Polvorín estaba en el suelo, sin dilación acudieron al lugar de donde salía el humo y con agua y arena comenzaron a apagar el incendio hasta su extinción, ignorando el peligro que suponía las catorce toneladas de pólvora que allí se almacenaban.

Como tal Polvorín continuo el Castillo, reforzándose esta función, a partir de 1958, con el inicio de la llegada a Ceuta de Unidades militares procedentes de la retirada de las tropas españolas al antiguo Protectorado de Marruecos. Como depósito de municiones, en 1960 paso a depender de la única Batería de Municionamiento del nuevo Parque de Artillería de Ceuta.

Durante estos años sufre unas pequeñas modificaciones para adaptarse a la nueva función. Al finalizar el año 1960, el Desnarigado es asignado al recientemente creado Regimiento Mixto de Artillería nº 8, para alojar la munición de artillería de los Grupos de Artillería Antiaérea 88/56 ubicados en la fortaleza del Hacho.

En 1975 el Grupo de Artillería Antiaérea del hacho se traslada al Acuartelamiento de la Puntilla, actual sede del RAMIX 30 y por tanto queda sin justificación alguna la misión que venía realizando.

El Desnarigado, desalojado de munición, fue asignado a las Baterías de Costa del Hacho para su custodia y vigilancia. 

Permaneció abandonado hasta que impulsado por el entusiasta Comandante de Artillería D. Julio Contreras Gómez, destinado en la Plaza de Ceuta, y tras la visita, en 1983 del Excmo Sr. Capitán General de la II Región Militar D. Manuel Saavedra Palmeiro acompañado del Comandante General de Ceuta Excmo Sr. D. Ricardo Rivas Nadal, se decidió acometer la restauración de la Fortaleza, para posteriormente transformarla en Museo Histórico Militar, inaugurándose en 1984, una vez terminadas dichas obras.

 

Descripción de la actual Fortaleza del Siglo XIX

 

Tiene la fortificación una superficie de 1.280 m2. El material empleado para su construcción fue la piedra, extraída de canteras de Ceuta, y el ladrillo macizo, unidos por una argamasa compuesta de cal, arena y pequeñas piedrecillas de las playas próximas. 

            Consta el Castillo, en esencia, de dos cuerpos, de planta arriñonada, y unidos mediante un muro donde se practicó la puerta principal. Dicha entrada está protegida por dos torreones de 6 m de altura, coronados de almenas, y con cinco aspilleras para fusilería cada una situadas a unos 2 metros de altura desde la base. 

            La torre derecha o sur mantiene su estructura original con un adarve que permitía vigilar y hacer fuego desde las aspilleras, anteriormente descritas. Además dispone de una escalera que nos lleva a la azotea derecha.

En la Torre izquierda o norte, que es actualmente utilizada como oficina; se eliminó dicho adarve. 

            En el cuerpo norte del Castillo, además de la sala del torreón, existen otras cuatro estancias cuya misión fue la de servir de alojamiento a los artilleros, sargentos y oficial Jefe de la batería. Al final de este cuerpo, se encuentran las letrinas, convertidas actualmente en cuarto de baño. Precisamente durante la realización del moderno aseo ejecutado durante la rehabilitación, fueron descubiertas las piezas originales que sirvieron para tales fines. Por otra parte, como detalle característico, se puede señalar que en la fachada interior del Cuerpo norte, se observa la existencia de aspilleras, cuyo objetivo era presentar una última defensa en caso de que el enemigo lograse penetrar al patio de la fortaleza. La Azotea del este Cuerpo norte finaliza en una Torre interior que contiene las letrinas.

 

            El cuerpo sur está compuesto por cinco bóvedas; cuatro de ellas, asentamientos de otras tantas piezas de artillería. Éstas están abiertas: hacia el exterior por medio de cañoneras, hacia el interior, por grandes arcos y entre sí por medio de portillos abovedados, que tienen practicados en un lateral, sendos nichos para alojar pólvora o artificios. En el suelo, tres arcos de losas de piedra servían para permitir el desplazamiento de las ruedas del montaje de marco de los cañones; las dos grandes argollas de hierro empotradas a ambos lados de las troneras, tenían por objeto el amarre de las antiguas cureñas mediante fuertes maromas que limitaban el retroceso del cañón después de cada disparo. Una última argolla sujeta al techo, facilitaba las maniobras de fuerza en los preceptivos y frecuentes cambios de cureña (téngase en cuenta que los antiguos montajes de madera, a pesar de sus numerosos refuerzos de hierro, sólo resistían un pequeño número de disparos). La quinta estancia, ya citada, estaba cerrada de mampostería a su frente y retaguardia, comunicándose con el exterior a través de unos respiraderos formando ángulo para impedir la entrada de objetos incendiarios o peligrosos. De esto se deduce que esta sala pudiera servir de alojamiento de material sensible o inflamable.

La última estancia del lado derecho del castillo se corresponde con un pequeño Oratorio y en la que aparecen los patronos de todas y cada una de las Armas del Ejército y la Guardia Civil. Se trata de una especie de galería que penetra en la muralla con unas dimensiones aproximadas de un metro de ancho, dos metros de altura y cinco de longitud. En los planos de 1864 no aparece esta sala, además no se sabe con exactitud cuándo y para qué se realizó. Se rehabilita como oratorio, con la restauración del museo del año 1983, y tratándose de polvorín desde los años 1920, es de comprender que fuera un habitáculo para la guarda de pólvoras  y explosivos. 

            La azotea de este cuerpo fue construida para servir de asentamiento a once piezas más de artillería (como puede comprobarse en el pavimento); sin embargo, los arcos de piedra para el desplazamiento de los montajes tienen distinta disposición que los del piso bajo. La diferencia radica en que estos son para piezas de giro central y los anteriores para materiales con el eje de giro adelantado. Para acceder a esta Azotea, además de la escalera ya descrita en el torreón derecho, se construyó un rampa frente al Torreón interior. 

Entre estos dos cuerpos arriñonados se sitúa su plaza de armas cerrada, consistente en un alargado patio de piedra y guijarros enmarcado por los cuerpos del Fortín donde se encuentran un pozo, de agua no potable, cuyo brocal es de una sola pieza octogonal el cual se alimenta de una aljibe situado bajo éste cuerpo que recibe y contiene las aguas de lluvia, recogidas sobre su azotea (zona norte) con un rebosadero situado a unos metros al sur de su primera edificación (torre semicircular del siglo XVII).

Esta plaza de armas finaliza en una puerta abierta bajo un puente, que sirve de rampa para acceder a la terraza sur. Si atravesamos esta puerta accedemos, siguiendo un camino de unos 60 metros, a la Atalaya de planta semicircular donde observamos el asentamiento de 3 piezas de artillería. 

Desde esta parte del Castillo, podemos disfrutar de unas magníficas vistas hacia el mar mediterráneo y el conocido como Salto del Caballo, con más de 50 m de altura,  desciende en vertical sobre un profundo acantilado, en muchas ocasiones salpicado de espuma.